dimecres, 28 de gener del 2009

El Sahara Occidental

Como entre ladrones impunes anda el juego democrático, el robo del Sahara tiene la peculiaridad de venir publicitado mediante el uso del lenguaje de la razón cínica. Todos y cada uno de los términos reseñados por Sami Naïr para el caso de Palestina, son aún mucho más evidentes y claros para su aplicación en el caso del Sahara Occidental. Conscientes de ello, nuestros gobernantes nacionales y comunitarios están tensando hasta un límite insoportable la frágil cuerda sobre la que se sostiene la existencia del pueblo saharaui.

La firma del acuerdo de pesca entre la UE y Marruecos es un robo impune en tanto no se produzca la descolonización del Sahara occidental. Es por eso que el pueblo saharaui, a través del Parlamento de la RASD, ha tomado la decisión de defender sus intereses nacionales en litigio decretando una Zona Económica Exclusiva en aguas del Sahara occidental.

Pero lo más cínico y políticamente inmoral es la actuación del Gobierno español, primer concausante de la situación de refugio, exilio y ocupación en la que viven los saharauis. Ochenta y un países reconocen a la RASD, desde Afganistán, a Venezuela, pasando por Guatemala. ¿Hasta cuándo vamos a seguir castigando al pueblo saharaui al ostracismo y el ninguneo?

De todos es sabido que en el desierto más inhóspito de África, la hamada, el pueblo saharaui ha sabido con inteligencia, perseverancia, resistencia e imaginación, construir la República Árabe Saharaui Democrática y transformar la ayuda humanitaria en hospitales, escuelas, cultura viva…

En los campamentos de refugiados día a día crece la esperanza y la paciencia sin agua que calme la sed de justicia, pero también hierve la sangre de indignación y sentimiento de abandono frente a un futuro cuyo horizonte de vida es un adobe fabricado con arena prestada. La RASD es un Estado despojado de su tierra. Y la desea y ama, como saben amar los hijos de la nube, en cualquier momento y lugar.

Aunque la comunidad internacional mire para otro lado, conocemos de la represión, asesinatos, presos políticos y desaparecidos saharauis en los territorios ocupados. Las denuncias sobre el sistemático incumplimiento de los derechos humanos por parte de las autoridades marroquíes son diarias, como diarias las banderas de la RASD que ondean en el Aaiún, Dajla, Smara, Tan-Tan, Marrakech, Casablanca, Rabat, … y hasta en las pateras que llegan a Canarias.

Hoy mismo, 26 de enero, una delegación de la U.E. visitará Marruecos. De los cuatro días de estancia, sólo uno estará en El Aaiún. Programa de trabajo de corte institucional, calculado y medido. El tiempo es poder y dinero. Marruecos marca la pauta a seguir. Resultará difícil que esta delegación renuncie al marketing programado para llegar a la verdad de lo que allí ocurre. El discurso de los derechos humanos voceado por quienes los violan suele encubrirse de palabras de adulación y disimulo. Para quienes ven en los derechos humanos fuentes de negocios suprimirán de sus informes palabras nada positivas, como paliza, tortura, violación, fósforo blanco, asesinatos, muros, hostigamientos, detenciones arbitrarias. Son dos caras de una misma moneda. Ambas partes, Marruecos y la Unión Europea se hermanan para el buen uso de la razón cínica.

Como viene siendo norma, dejarán en manos de sus respectivos thinks- tanks el diseño de fórmulas políticas en el marco de un posible “acuerdo bilateral sahraui-marroquí” sobre la “autonomía del Sahara occidental”, por supuesto y con todo el descaro, fuera del marco de la legalidad internacional.

La razón de la justicia histórica de los pueblos que combaten por la paz ha sido asimilada a una razón de carácter terrorista que, según ellos, circula entre los habitantes de ciertos campamentos de refugiados.

Como ocurrió en Jenin. Erigido en 1953 sobre una colina rocosa al oeste de la ciudad del mismo nombre, albergó aproximadamente cuatro mil palestinos refugiados en esa ciudad, después de salir de Haifa y de las aldeas cercanas, así como de las llanuras de Marg Ibn Amer y otros poblados del llamado Triángulo. Jenín era ejemplo de heroica y prolongada resistencia, pesadilla del ejército sionista. La masacre de 2002, todavía impune, se justificó con el argumento de asegurar unilateralmente su “seguridad nacional”.

Como pretenden que creamos ocurre en los campamentos de refugiados saharauis. Presión mediática para obligarles a tener que justificar su lucha. Como si no tuvieran otra cosa que hacer. Burda estratagema urdida por el país que más tiene que callar respecto al terrorismo de Estado que practica en el Sahara occidental. Mientras, la U.E., la O.N.U. y el Consejo de Seguridad discursean sobre la paz en el idioma político del chantaje y la extorsión, diseñan nuevas marcas publicitarias para los nuevos y viejos conflictos y consumen a boca llena nuestra paciencia, que ni es santa ni infinita.

Beatriz Martínez Ramírez

Club de Amigos de la UNESCO de Madrid

Fuente: republica.es