dijous, 31 de juliol del 2008

El consul español en Agadir niega el visado a una activista saharaui de derechos humanos
Los activistas saharauis que solicitan un visado de los consulados españoles en Marruecos para viajar a España parecen destinados a participar en una misión imposible. Lograr el permiso de entrada ya es una cuestión difícil, pero lo es aún más si quien lo solicita es un activista de derechos humanos del Sahara Occidental, en cuyo caso la concesión del permiso parece estar destinada inexorablemente al fracaso. Así lo demuestra el resultado de las peticiones presentadas por distintos activistas saharauis que han visto rechazadas sus solicitudes en los últimos tiempos: Hmad Hamad, Mohamed Daddach y Sukeina el Idrissi.
El caso de Hmad Hamad es bien conocido: defensor de los derechos de su pueblo y luchador incansable contra las violaciones perpetradas contra la población saharaui bajo ocupación marroquí, desde los primeros momentos de la invasión. Hmad ha sido detenido y torturado en múltiples ocasiones. En 1990 solicitó asilo político a la embajada española en Rabat, debido a la fuerte presión y a las constantes persecuciones a las que se veían sometidos los saharauis en los Territorios Ocupados, en lugar del asilo lo entregaron a las autoridades marroquíes que lo secuestraron y torturaron salvajemente. Años más tarde, fue despedido de su trabajo, le confiscan sus bienes y durante doce días fue torturado hasta entrar en estado de coma en las dependencias policiales marroquíes establecidas en la ciudad ocupada de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental.
En julio del 2005, un mes más tarde de que volviera a ser agredido por agentes del GUS en la puerta del hospital al que trasladó a la defensora de derechos humanos, Aminetu Haidar, gravemente herida, tras participar en una manifestación pacífica, se atrincheró en la “Casa España”, ubicada en El Aaiún, en protesta por la brutal represión policial que sufría la población saharaui en aquellos meses del comienzo de la Intifada. Permaneció tres horas encerrado hasta que la policía marroquí accedió al edificio y se lo llevaron detenido, sin que el gobierno español emitiera la más mínima nota de protesta.
Después de los padecimientos sufridos y encontrándose necesitado de tratamiento médico solicitó nuevamente visado al Consulado de España, quien se lo volvió a negar.
Hace un mes, el cónsul español en Agadir negó el visado a Sidi Mohamed Daddach, premio RAFTO 2002 de Derechos Humanos, que había sido invitado a participar en la Conferencia Internacional de Juristas por el Sáhara, que se celebró en Las Palmas de Gran Canaria en junio pasado. Unos días antes, el 17 de junio, las fuerzas de ocupación marroquí acorralaron todos los barrios de El Aaiún habitados en su mayoría por ciudadanos saharauis, que esperaban con entusiasmo recibir a Brahim Sabbar, secretario general de ASVDH (Asociación Saharaui de Víctimas de Graves Violaciones de los DD.HH. Cometidas por el Estado Marroquí), quien fue liberado después de dos años de prisión en la Cárcel Negra de El Aaiún. Daddach deseaba darle la bienvenida cuando recibió una paliza a manos de la policía marroquí, hecho que ha sido denunciando por Amnistía Internacional y numerosos organismos internacionales de Derechos Humanos.
Una vez más España vuelve a negar el visado, en esta ocasión a Sukeina el Idrissi, quien ha sido invitada por un abogado de Zaragoza para visitar España, donde residen algunos de sus familiares y amigos a los que no ve desde hace años. La documentación que presentó cumplía con los requisitos exigidos por la normativa española para autorizarle la entrada, entre otros la carta de invitación expedida por la Policía a petición del invitante, la acreditación de medios económicos para permanecer en España durante su estancia y un seguro de viajes. Como contestación, el Consulado de España solo ha emitido una lacónica resolución en la que se dice “su solicitud ha sido denegada de conformidad con el artículo 15 del Convenio de Aplicación del acuerdo de Shengen de 19 de junio de 1990, y el artículo 5 del Código de Fronteras Schengen”.
Dicha notificación no puede considerarse como un verdadero acto administrativo, carece de la necesaria motivación, tal y como exige nuestro ordenamiento jurídico. En todo caso, la negativa será objeto del oportuno recurso, con la finalidad de que el Cónsul pueda rectificar el error padecido o poner de manifiesto las razones de su negativa.
Sukeina es una destacada activista saharaui de derechos humanos de la ciudad ocupada de Smara, en el Sahara Occidental. Nacida en 1957, cuando el Sahara era una colonia española, ha permanecido desaparecida en diferentes cárceles durante 12 años (Akdaz, Moulay Ali Chrif, Qalaat Magona, PCCMI). La primera vez, su cautiverio abarcó el periodo que va desde el 14 de enero de 1981 hasta su liberación en 1991, y la segunda vez, permaneció encarcelada 15 meses, desde octubre de 1992 hasta su liberación en 1994.
Durante todo este tiempo en la cárcel, ha sido sometida a infinidad de torturas y tratos humillantes. En la actualidad vive sometida a continua vigilancia policial desde el comienzo de la Intifada del 2005. En su vivienda de Smara es donde habitualmente son recibidos los observadores internacionales que se desplazan a esta localidad para ser testigos del trato que recibe la población saharaui. En estas conversaciones los ciudadanos saharauis de la ciudad de Smara, condenados al silencio y a una resistencia sorda, intentan que el mundo conozca la suerte de los saharauis, su drama, narrando cómo permanecen aferrados a la fe en la justicia en el mundo, en un intento de que su voz llegue a la comunidad internacional, convencidos de que si son escuchados serán comprendidos y lograrán que se haga definitivamente justicia.
En esta pequeña ciudad, simbólica para los saharauis por ser la primera en fundarse en el Sahara Occidental, su cercanía con el muro defensivo construido ilegalmente por Marruecos, que separa el Sahara ocupado militarmente por Marruecos de la zona liberada y controlada por el Frente POLISARIO, hace que la presencia militar y policial se note más si cabe que en otras zonas del territorio. En este contexto la resistencia pacífica de la población saharaui se hace más difícil.
Como castigo a esta actitud de resistencia, Sukeina se ve sometida a continuas amenazas y humillaciones por parte de las autoridades de ocupación marroquíes. La negativa del Cónsul a conceder el visado a Sukeina debería ser reconsiderada por reunir ésta todos los requisitos que se exigen para la entrada en territorio español, a no ser que el auténtico motivo por el que se le niega la entrada en España sea el de querer que las voces del pueblo saharaui permanezcan en el silencio.
Fuente: Poemario por un sahara libre