dilluns, 19 de gener del 2009

Sáhara Occidental: Por una verdadera misión de paz
Mohamed Mahamud Embarec. Bruselas Días después de haber dado la bienvenida al aňo nuevo, aunque no es costumbre suya celebrar este tipo de ocasiones, Salek no encontró una tarta para compartirla con su familia ya que la situación económica se hace cada vez más dura en los campamentos de refugiados saharauis en Tindouf. De los 55 aňos de su vida, Salek pasó 33 en el inhóspito desierto de la amada argelina esperando volver algún día a su tierra. Después de la minuciosa ceremonia del té, Salek se acerca a la ciudad vecina de Tindouf para comprar unos kilos de carne a falta de un cordero para sacrificar y ofrecerlo a la Divinidad para contener su ira contra la humanidad. Según este modesto padre de familia, la causa de todas las catástrofes humanas es la injusticia, la guerra y el poco amor al prójimo. El periodo que se presenta con el nuevo aňo se manifiesta como los precedentes. La familia reza pidiendo con clamor que sus buenos deseos expresados se realicen. Que se acabe el drama vivido a diario desde hace más de 3 décadas. El tiempo avanza a un ritmo endiablado. Los niños nacidos sobre suelo argelino ya tienen canas. Los jóvenes que tenían 18 aňos en 1975, aňo de la invasión marroquí, son ahora abuelos. Lejos quedan los aňos en los que el Frente Polisario cada día ganaba más de una batalla militar o diplomática, un éxito que hacia revivir la esperanza y el optimismo. En estos momentos, Salek dedica una oración a las victimas palestinas de la agresión israelí en Gaza. Es natural ya que considera que el pueblo saharaui está en la misma situación que el pueblo palestino. Israel anexionó Jerusalem-Este y los territorios circundantes para hacer de ella su capital "eterna e indivisible". Al igual que la soberanía marroquí sobre el Sáhara, esta anexión todavía no está reconocida por la comunidad internacional. Desde los aňos 70, los Estados Unidos oponen casi sistemáticamente su veto a todas las resoluciones del Consejo de Seguridad favorables al estado hebreo. Marruecos, por su parte, por las mismas razones y con la complicidad de los aliados de Israel, bloquea el proceso de paz iniciado por la ONU en 1991 y acordado por las partes beligerantes con el objetivo de aplicar el principio de autodeterminación como única manera de acabar con este problema que ha durado más de lo necesario. Cuando la ONU se hizo cargo de este conflicto lo hizo a partir de la idea de que la cuestión del Sáhara Occidental es un problema de descolonización y sobre el principio de que el futuro de una antigua colonia debiera decidirse en base al derecho de autodeterminación de la población concernida. Hasta ahora, la ONU ha fracasado totalmente en su intento de poner en práctica esta doctrina y organizar el referéndum. El hecho de fracasar continuamente en el conflicto del Sáhara arrastra consigo gastos enormes para la organización onusiense y sobre todo para el pueblo saharaui, para la unidad del Maghreb y la cooperación de sus estados miembros en los planes securitario y económico, y para la credibilidad de la ONU. Para salir de esta encrucijada, la ONU debe permanecer fiel a sus principios : ser el abogado de aquellos que no tienen voz, el abogado de los más débiles. Debe de dejar de ser un "mecanismo" incapaz de aplicar las decisiones adoptadas. Más de 60 de sus resoluciones nunca han sido respetadas por Israel desde 1947. Marruecos sigue la misma via desde 1975. Muchos han considerado la retirada de Van Walsum como una escalada en la presión contra los saharauis. Al contrario, fue una declaración de impotencia ante la poca seriedad de las posturas americano-francesas. James Baker también ha pasado mucho tiempo trabajando sobre este contencioso y ha presentado una solución que lleva su nombre. La diferencia fundamental es que James Baker trabajaba en conformidad con la legalidad internacional, es decir en el sentido de la autodeterminación. Ban Ki-moon, en el fondo, rechaza el principio avanzado por Walsum sobre el imperativo de renunciar a la legalidad internacional en favor de la Realpolitik. Es como si la legalidad internacional debiera renunciar al movimiento de descolonización en África en nombre de la "realidad política". La legalidad internacional tiene como vocación cambiar la realidad política y no doblegarse a ella. Diecisiete aňos después del alto el fuego decretado en 1991, la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental, MINURSO, es dudoso que pretenda todavia celebrar la consulta popular decretada y apenas ha cumplido dos de sus siete objetivos. Ha consumido más de 900 millones de dólares, su mandato ha sido prorrogado casi cuarenta veces y su personal reducido a 228 civiles y 231 militares. El papel que desempeña hoy la MINURSO es una pálida sombra del que alimentó su creación en 1991. La misión tenia entonces como objetivo impulsar un Plan de Arreglo firmado por Marruecos y el Frente Polisario. Dicho plan constaba de siete puntos. A estas alturas, sólo se han cumplido dos : el control del alto el fuego y la liberación de los prisioneros de guerra. Naciones Unidas ha sido incapaz de avanzar los otros cinco : reducción de tropas, retorno de los refugiados, identificación y registro de los votantes, campaňa para el referéndum y, finalmente, la celebración de la consulta. Además, la MINURSO es victima de escucha por parte de los servicios marroquíes y su sede esta vigilada por policías marroquies que exigen la identificación de los visitantes y, en muchos casos, les impiden el acceso. Por ello, Francia y EE.UU. deberían liderar las iniciativas del Consejo de Seguridad para ampliar el mandato de la MINURSO para que incluya la verificación de las condiciones de derechos humanos tanto en los campamentos administrados por el Frente Polisario como en los territorios ocupados por Marruecos. Si el contingente onusiense fracasó en celebrar el referéndum, al menos su misión debe garantizar el respeto de la libre expresión y circulación de la población saharaui. Pues bien, tras el informe emitido por Human Rights Watch, el Consejo de Seguridad debe aprobar la posibilidad de que fuera la MINURSO la encargada de velar por el respeto de los derechos humanos de los saharauis, aunque Francia pueda impedirlo con su voto negativo. Pero, ¿tanto atentado contra los derechos humanos de los saharauis no es una violación de las condiciones propias de un alto el fuego? ¿y no son esas condiciones las que justificaron la presencia de la MINURSO, que debía velar por su respeto? Y si no lo hace, ¿qué pinta la MINURSO en el Sahara Occidental? Desde que se iniciara la “Intifada de la Independencia”, en mayo de 2005, no hay día que pase sin que la Administración alauita detenga, torture o encause a saharauis por el mero hecho de expresarse pacíficamente contra la ocupación. La propia ONU, a través del informe de una delegación del Alto Comisionado para los Derechos Humanos que visitó la zona en 2005, hecho público un aňo después, reconoce este estado de excepción y hace responsable al Gobierno marroqui de la violación sistemática de los derechos elementales de la población saharaui. En este contencioso, Javier Pérez de Cuellar, Bouthrous Ghali, Koffi Annan, James Baker, Erik Jansen, Álvaro de Soto, Frank Ruddy, y los otros, todos abandonaron la ONU discretamente y por la puerta de atrás gritando derrota. La misión que espera al enviado personal Christopher Ross se anuncia delicada, cierto, pero no es menos cierto que ya es hora de que la ONU acabe con el conflicto más largo de su historia. Fuente: http://www.extremaduraaldia.com/