dimecres, 14 de gener del 2009

La eterna búsqueda de la libertad
Por: Ricardo Ávila Palacios
La semana pasada la ONU confirmó al norteamericano Christopher Ross, de 65 años, como mediador en la disputa entre Marruecos y Sahara Occidental. En octubre de 2007 la ONU exhortó a las partes a entablar negociaciones de buena fe
Mohamed Laabeid expuso en Bogotá la difícil situación del pueblo Saharaui.
Al medio día del viernes 14 de noviembre de 1975 se selló la que hasta ahora parece ser una desgracia eterna sobre el pueblo del Sahara Occidental, en el norte de África, cuyo territorio fue cedido por España a Marruecos y Mauritania, por medio del acuerdo tripartita de Madrid, suscrito en esa fecha.
Desde entonces, el pueblo saharaui, que por casi un siglo fue colonia ibérica, libra una lucha sin cuartel para lograr su independencia. Y es que Sahara Occidental, con un territorio de 280.000 kilómetros cuadrados donde sus pobladores tienen el español como idioma oficial, y que hoy sigue en manos de Marruecos, después de que Mauritania emprendiera -el 10 de agosto de 1979- la retirada militar, es actualmente la única colonia existente en el continente negro. Pero, ¿cuáles son las razones de la reiterada negativa de Marruecos para ordenar el retorno de sus tropas y reconocer la soberanía de sus vecinos? “Son dos. La primera, para desviar la atención de la situación interna de Marruecos, donde la élite que aspiraba a un país democrático ha sido reprimida y sus gobernantes han decidido darle prioridad a la guerra. Y, segunda, por las riquezas naturales de Sahara Occidental, que posee minas de fosfato, el mejor banco pesquero de la región y reservas de petróleo que no han llegado a explotar”.
Esa es la respuesta de Mohamed Ahmed Laabeid, responsable del departamento internacional de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharahuis (Afadepresa), quien recientemente visitó Bogotá.
Mohamed ha sufrido en carne propia la ocupación marroquí, aunque para su fortuna logró huir del territorio invadido. Suerte diferente corrió su hermana, Kaltoum Ahmed Leaabeid, asesinada en 2002 a manos de la fuerza enemiga, después de permanecer varios años recluida en las mazmorras marroquíes.
El de esta mujer es apenas uno de los centenares de casos de violaciones de los derechos humanos del ejército marroquí en Sahara Occidental, donde han infringido a ese pueblo delitos atroces como desaparición forzada, torturas, violaciones sexuales y asesinatos; varios de ellos denunciados ante los tribunales internacionales. Unos 250.000 de sus pobladores han sido desplazados y viven en campos de refugiados, al tiempo que otro número significativo son prisioneros de guerra.
Esos repetidos ultrajes y humillaciones impulsaron a Mohamed a convertirse en un aguerrido defensor de los derechos humanos de sus conciudadanos. “Nosotros no existimos como pueblo”, dice, y explica que “Marruecos argumentó ante el Corte Internacional de Justicia (CIJ) en 1975, que el territorio saharaui era tierra de nadie, y esa es la peor difamación porque la propia CIJ reconoció el 16 de octubre de 1975 que en ningún momento existieron lazos de soberanía del pueblo saharaui con el Reino de Marruecos, ni con Mauritania”.
Inclusive, el 17 de diciembre de 1960 la Asamblea General de la ONU, a través de la resolución 1514, proclamó que “la sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una negación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales”.
En octubre de 2007, en la resolución 1783, el Consejo de Seguridad de ese organismo exhortó a Marruecos y a Sahara Occidental a “entablar negociaciones de buena fe sin condiciones previas con miras a lograr una solución política justa y mutuamente aceptable que conduzca a la libre determinación del pueblo del Sahara Occidental”.
“Lejos de ser la solución del conflicto, la resolución 1783 es muy importante porque la ONU sigue ocupándose del tema, aunque en asuntos de derecho internacional hay que ser pacientes porque debemos tener en cuenta lo que los Estados quieren, y aunque las normas internacionales han ganado terreno, aún no es suficiente, o si no miremos como Estados Unidos sigue en Irak o Israel continua ocupando el territorio palestino.
Las últimas noticias registran que la semana pasada el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, nombró al diplomático estadounidense Christopher Ross, de 65 años, como nuevo mediador en este , con lo cual Estados Unidos se involucra un poco más en la búsqueda de una solución.